Justin estaba super emocionado pensando que iba a elegir la ropa que iba a llevar yo.
El fin de semana siguiente nos dirigíamos al centro comercial cuando me dijo.
-Seguro que vas a llevar lo que yo elija? - dijo sonriendo
-Claro - mentí - Si tu llevas lo que yo elija.
-Por mi no hay problema.
-Igualmente. - dije conteniendo una carcajada.
Llegamos al centro comercial y nos dirigimos a una tienda donde vendían esmoquines y eso.
Al entrar vi uno que era horroroso, con ese si que parecería un pingüino.
-Oh Justin! mira me encanta - dije cogiendolo por la percha y enseñándoselo. El respondió con una mueca de disgusto.
-Oh no, eso no.
-Pues a mi me gusta, así que... - lo coloqué sobre el brazo - te lo vas a probar.
-Vale... Contigo no se puede hacer nada no?
-De que hablas? - dije ignorándolo mientras buscaba otro que fuera horrible.
-Oye, no me ignores. - Dijo interponíendose entre los trajes y yo.
-No te ignoro, solo me concentro en las compras - dije riendome de el.
-Claro... Ya verás cuando elija lo tuyo.
-Lo estoy deseando. - Dije riéndome
-Eso espero.
-Ya - dije mirándolo para que parara. Hizo como que se cerraba la boca con una cremallera y tiraba la llave. - Así me gusta.
Estuvimos una hora y media metidos en la tienda buscando algo "especial" para el. Al final di con el traje perfecto.
-Ay dios! No por favor. - Dijo quejándose.
-Chitón! - Dije examinandolo. - Date la vuelta. Perfecto. Es perfecto.
-En serio? Lo dices en serio? Estás ciega?
-No. Te sienta de maravilla. - Dije riéndome. Le quedaba fatal, y sin exagerar. Era un traje blanco, con los detalles y botones en rosa, pero en rosa, rosa, el que lo veias a kilometros. - Mmmm, nos lo llevamos.
-Que?! Estás loca no¿?
-Claro que no. Venga vamos.
-Te vas a enterar.
-Claro, seguro.
Pagamos y salimos de allí. Justin aún mosqueado por lo que acababa de elegir.
-Ay que pena. Voy a acabar con tu reputación.
-Seguramente. -Dijo
-Que rancio hijo mio.
-Seré luego.
-Vale. Ya te cabreaste no? - dije parando y el mirándome.
-Es que de verdad tengo que llevar esto?
-Claro. Son las consecuencias de tus actos. - dije dándole la espalda y volviendo a andar.
-Claro. Vamos a ver como te las arreglas tu ahora.
Llegamos a una tienda donde había vestidos preciosos. Vi uno al entrar que era violeta, pero parecía negro pues era muy oscuro. Era palabra de honor, llegaba un poco más arriba de las rodillas y era ceñido en la parte de arriba y al llegar a las caderas ancheaba como si tuviera un tutu. Fué un flechazo.
-Y bueno. Venga, que me tengo que probar? - Le dije quitando la mirada del despampanante vestido.
-Tengo que mirar un poco por aqui.
-Vale - dije suspirando. Volví a mirar el vestido violeta. Iba a ser mio.
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